Junto a la Plaza Roja se encuentra el Km 0 de Rusia, al más puro estilo de la Puerta del Sol de Madrid. Muy cerquita del Km 0 se encuentra el fuego eterno que, como su propio nombre indica, es un fuego que supongo que no apagará nunca, porque sino vaya estafa, jeje.
Una de esas cosas que te resulta curiosa y te indica que algo está cambiando en Rusia es pasar del rojo de la Plaza Roja al rojo del Mc Donalds andando tan solo unos metros.
El Kremlin tiene veinte torres, cuatro de las cuales sirven como entrada. Nosotros entramos por la torre de la Trinidad, que es la torre más alta. El guía nos dijo cuanto media (con la estrellita de arriba incluida), pero no me acuerdo y como que tampoco voy a buscarlo en el google, jeje. Napoleón entró al Kremlin por esta misma torre sobre el año 1800 (no.. tampoco voy a buscarlo :P) tras varias batallas en territorio ruso. Pero tampoco era tan difícil, yo entré silbando y con las manos en los bolsillos ;)
De las catedrales y del interior del Kremlin no hablaré mucho para no enrollarme. Solo decir que en el Kremlin hay edificios de seis siglos distintos que representan los acontecimientos más importantes en la historia de Rusia. Además, también puedes ver el cañón más grande del mundo y la super campana Zarina, que tiene un trocito roto que solo pesa unas 10 toneladas.
Otra historia son los super edificios que hay en Moscú. Da igual que no tengan agua potable o que gran parte de la población viva en la miseria, si hay que currase un super edificio rollo Blade Runner (ver foto) lo hacemos sin problema. Y es que Rusia es precisamente eso, un país de contrastes, donde las cosas por lo general no tienen término medio.
Ahora si que subo todas las fotos de Moscú, no son muchas ;)
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